-Deja ya de estar rezando y dándote golpes en el pecho! Lo que quiero que
hagas es que salgas al mundo a disfrutar de tu vida.
- Quiero que goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo
que he hecho para ti.
- ¡Deja ya de ir a esos templos lúgubres, obscuros y fríos que tú mismo
construiste y que dices que son mi casa.
Mi casa está en las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos, las
playas. Ahí es en donde vivo y ahí expreso mi amor por ti.
- Deja ya de culparme de tu vida miserable, yo nunca te dije que había nada
mal en ti o que eras un pecador, o que tu sexualidad fuera algo malo.
Tu éxtasis, tu alegría. Así que no me culpes a mí por todo lo que te han
hecho creer.
- Deja ya de estar leyendo libros que nada tienen
que ver conmigo. Si no puedes leerme en un amanecer, en un paisaje, en la
mirada de tus amigos, en los ojos de tu hijito ¡No me encontrarás en ningún
libro!
Deja de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te critico, ni me enojo, ni
me molesto, ni castigo. Yo soy puro amor incondicional.
Respeta a tus semejantes y no hagas lo que no quieras para tí. Lo
único que te pido es que pongas atención en tu vida, que tu estado de
alerta sea tu guía.
Te he hecho absolutamente libre.
Eres absolutamente libre para crear en tu vida un cielo o un infierno.
- No te podría decir si hay algo después de esta vida pero te puedo dar un
consejo. Vive como si no lo hubiera. Como si esta fuera tu única
oportunidad de disfrutar, de amar, de existir.
-Así, si no hay nada, pues habrás disfrutado de la oportunidad que te di.
- Y si lo hay, ten por seguro que no te voy a preguntar si te portaste bien
o mal, te voy a preguntar ¿Te gustó? ¿Te divertiste? ¿Qué fue lo que más
disfrutaste? que aprendiste?
- Deja de creer en mí, creer es suponer, adivinar, imaginar. Yo no quiero
que creas en mí, quiero que me sientas en ti. Quiero que me sientas en ti
cuando besas a tu amado, cuando arropas a tu hijita, cuando acaricias a tu
perro, cuando te bañas en el mar.
- Deja de alabarme, ¿Qué clase de Dios ególatra crees que soy?
¿Te sientes agradecido?
Demuéstralo cuidando de ti, de tu salud, de tus relaciones, del mundo. ¿Te
sientes mirado, sobrecogido?
¡Expresa tu alegría! Esa es la forma de alabarme.
- Deja de complicarte las cosas y de repetir como perico lo que te han
enseñado acerca de mí. Lo único seguro es que estás aquí, que estás vivo,
que este mundo está lleno de maravillas. ¿Para que necesitas más milagros?
¿Para que tantas explicaciones?
No me busques afuera, no me encontrarás. Búscame dentro... ahí estoy
latiendo en ti.
Gracias Alma de la Eternidad, Gracias Silvana.
Extraido de: http://www.merkabaviviente.blogspot.com/
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