Parabolas de Kryon
Wo estaba en un barco imponente, uno que llamaremos el trasatlántico de la humanidad. Él estaba disfrutando de la vida junto con miles de millones de otros en el barco. El barco era inmenso y magnífico. Representaba a la humanidad, el linaje, la historia y la energía de la Tierra. Representaba todas las cosas que tuvieron que ver alguna vez con los humanos en el planeta.
El trasatlántico era majestuoso y Wo lo amaba. No tenía que hacer mucho respecto al barco. Se timoneaba y daba poder a sí mismo y llevaba a Wo y a los otros humanos que navegaban en él donde ellos querían ir. Lo llevó a muchos lugares. Wo realmente no tenía que pensar mucho en eso, sólo disfrutarlo. Tampoco parecía haber mucho peligro involucrado mientras Wo trabajase de cierta manera dentro de la energía del barco, permaneciese en su propia cubierta y se relajase en esta gran nave llamada Humanidad.
Este buque en particular era singularmente distinto de los barcos regulares, porque era muy seguro. ¡Tenía un bote salvavidas para cada hombre, mujer y niño en el barco! Piensen en eso, ¡uno para cada persona! Si algo llegaba a ocurrir alguna vez, los botes salvavidas estaban allí, almacenados y listos.
Todo estaba bien. La vida entera de Wo había pasado en este barco y él se había habituado a él. Todo iba bien... hasta el cambio del milenio. En Enero del 2000, el barco llamado Humanidad navegó hacia nuevos mares. Wo nunca había visto nada como esto antes y el barco estaba en problemas. El hierro del que estaba hecha la nave comenzó a ser corroído por la energía de las aguas del nuevo milenio en las que había entrado. El barco perdió integridad, haciendo mucho agua, escorando hacia un lado y hacia el otro. ¡Se estaba hundiendo lentamente!
Muchos se asustaron y no sabían qué hacer. Al pasar el tiempo se hizo obvio que el barco no iba a sobrevivir. Wo nunca había escuchado nada al respecto en sus escrituras o profecías que predijeran tantas cosas sobre el gran barco en el pasado. No sabía qué esperar. ¡Ningún profeta había dicho jamás que el barco se hundiría! Les había dicho que quizá necesitaría ayuda, o incluso detenerse momentáneamente mientras era reparado y cambiado... ¡pero este barco de la vieja energía se estaba hundiendo!
Todas las comodidades que Wo había conocido y los paradigmas de cómo funcionaban las cosas en la vida también se estaban yendo a pique con este barco. ¡Era inconcebible! ¿Iba a perecer la humanidad junto con el barco? De alguna manera, Wo sentía que no.
Lentamente, se estimuló a cada ser humano para que subiese a su bote salvavidas. Algunos abandonaron el barco con mucha anticipación, diciendo que de alguna manera habían esperado esto. Los botes salvavidas se alejaron lentamente del barco que se hundía, ¡y qué espectáculo era! Wo esperó hasta el último momento, pensando que quizá había una forma de que el gran barco volviese a la vida. No podía creer que se estuviese hundiendo realmente.
Al quedarse a bordo, Wo vio algunas cosas asombrosas. Vio personas que se gritaban furiosas la una a la otra. ¡No entrarían en los botes salvavidas! Iban a irse a pique con el barco porque estaban enojadas. El hundimiento no tenía sentido para todos ellos y maldecían a Dios, o a quien fuese el que había dirigido la gran nave hacia las aguas turbulentas. Algunos estaban tan desgarrados por lo que estaba sucediendo que decían que no podrían existir jamás en ninguna otra clase de barco, y que ni siquiera lo intentarían. Después de todo, éste era el único barco que habían conocido en su vida y no había ningún otro cerca. Por lo tanto (pensaban ellos), si subían a los botes salvavidas, morirían de todas formas.
Wo entró en su bote salvavidas, lo bajó en lo que parecían aguas peligrosas y se alejó del barco que naufragaba. Otros hicieron lo mismo que Wo y también subieron a sus botes salvavidas en el último momento, bajándolos al agua con las cuerdas de seguridad. Horrorizados, Wo y muchos más observaron cómo los coléricos se hundían con el barco. El gran barco cómodo de la Humanidad se deslizó casi sin emitir sonido en las profundas aguas del vasto océano que ya no podía elevarlo ni mantenerlo a flote. Para muchos, era el fin de todo. Pero habría más sorpresas por delante para los que se habían arriesgado a subir a los botes salvavidas.
Wo estaba a la deriva, completamente solo en su botecito. Él, como los demás, tenía remos y provisiones sólo para un día. Miró en derredor y vio todos los otros botecitos blancos como puntos en el agua que se extendían hasta el horizonte. ¡Debía haber millones! El metal del viejo barco no había sobrevivido a las aguas de la nueva energía. Los botes en los que ahora estaban Wo y los otros era de madera, seguros por el momento, seguros por lo menos por un día hasta que se acabasen las provisiones. Wo se preguntó qué pasaría entonces. Los botes salvavidas derivaron alejándose lentamente por el océano inmenso. Cada nuevo pasajero del bote salvavidas podía ir a donde quisiese, cada ser humano decidía por sí mismo cuál dirección era la mejor a medida que tomaba los remos y se ponía a remar.
Algo se le hizo aparente a Wo de inmediato. El bote salvavidas no era lo que esperaba. ¡Creía que era una cosa, pero se había convertido en otra! El bote estaba hecho de madera, era pequeño, se movía a remo y tenía provisiones en el compartimento de la comida y el agua sólo para un día. No había protección en caso de tormenta; era vulnerable al clima, y él, al igual que los demás, sabía que podía ser despedazado si el clima desmejoraba, mientras que en el gran barco de la Humanidad, si el clima desmejoraba, sencillamente todos se metían adentro. Tener tanta responsabilidad era muy diferente y también atemorizaba un poco.
El segundo día, Wo comprendió que algo había cambiado. Al abrir el armario de las provisiones, el mismo que había abierto tres veces el día anterior, ¡vio que estaba lleno de comida nuevamente! Se acordaba de haberla comido toda el día anterior, y sin embargo de alguna manera la comida se había reaprovisionado sola. ¿“Provisiones para un día”, decían las instrucciones? Sí, eso era lo que decían. ¡Wo comenzaba a comprender que ese bote salvavidas le estaba dando provisiones para el día en el que estaba!
Cada día, al abrir el armario de las provisiones, encontraba sustento para un día, ni más ni menos. Wo le agradeció al bote, porque comprendió que de alguna forma era mágico, y celebró cada mañana en el bote mientras comía y bebía. “Gracias, Espíritu”, decía Wo. “Parece que voy a vivir un poco más.” Wo operó con la caña del timón para dirigir el barco. Remaba y timoneaba, remaba y timoneaba. Aunque no sabía adónde iba, tomó un curso que de cierta forma parecía intuitivo. Cuanto más celebraba en el bote, más le respondía éste. ¡Cuanto más lo amaba, mejor se portaba!
La segunda semana de estar aislado sucedió algo asombroso. Wo fue a la popa del barco donde estaba el timón y para su sorpresa vio algo que antes no había estado allí: ¡un motor! Sí, recostado en la parte trasera de la nave había un motor fuera de borda. Junto a él había una lata con combustible para un día. Wo colocó el motor donde le parecía que debía ir, lo atornilló fácilmente a la parte trasera del bote salvavidas con las herramientas que estaban junto al motor, lo llenó de combustible y lo encendió. El motor se puso en marcha con un rugido y los escalofríos corrieron hacia arriba y abajo del cuerpo de Wo. ¡Esa era magia realmente! ¿Quién había suministrado el motor y el combustible? ¿Era un ángel? ¿Dios? ¿Era la interacción de Wo con el barco, quizá? No lo sabía. Pero bendijo al motor y al bote y al armario de la comida y la bebida, y en las próximas horas comenzó a aprender a utilizar el motor tanto para timonear como para darle poder al bote.
Luego de un día de viaje, el motor se paró y Wo miró la lata de combustible que había vaciado el día anterior. La levantó ¡y no se sorprendió cuando encontró combustible para un día! Llenó el tanque del motor y se rió. “¡Dios bendiga este bote!”, gritó fuerte Wo a quien pudiera oírlo. Estaba lleno de asombro y de alegría.
Ahora Wo era capaz de dirigir el curso en la dirección que intuitivamente sentía sería buena. Se dio cuenta de que algunos otros estaban siguiendo el mismo camino. Aunque no estaban comunicados directamente, sintió una sensación de familia con los pocos botes que podía ver. ¡Asimismo notó que algunos de ellos también tenían motores! Wo se preguntó por un momento quién estaba siguiendo a quién, y si no se estaban engañando todos... al no ir a alguna parte, o ir en círculos, pero parecía que todos ellos estaban dirigiéndose en una buena dirección intuitiva.
(Queridos, cuando los indígenas de esta Tierra se reúnen para celebrar las cuatro direcciones, ¿saben que están celebrando el magnetismo? ¡Así es! Como los antiguos indígenas, Wo tenía alguna orientación interior que le mostraba el camino... al navegar sin brújula.)
Durante la semana siguiente, se presentó un chubasco. Wo le dijo al bote: “Esto es lo que yo y los otros más temíamos. ¡Muéstrame qué hacer!” Le pareció que escuchaba al bote que le contestaba: “Celebra el miedo, Wo.” Así que Wo se arrodilló y en lugar de rezar por ayuda, celebró la tormenta. Repentinamente, sucedió otra cosa sorprendente. Los ojos de Wo se agrandaron mientras observaba. Había esperado que de alguna forma el poder mágico del bote detuviese la tormenta. En su lugar, ¡al bote le creció una cobertura! Mientras la tormenta se intensificaba, el bote se selló a sí mismo de tal manera que surcó la tormenta sin ningún daño ¡y Wo ni siquiera se mojó!
<span><span>Wo comprendía ahora que cuanto más celebraba al bote, éste se ponía mejor. Comprendió que de alguna manera él era una extensión del bote mismo, el que tenía muchos atributos que comenzó a reconocer. Cuando estaba deprimido o tenía miedo, el bote parecía ser endeble. Una vez incluso pensó que veía algunas filtraciones. Pero cuando estaba dichoso, sucedían un montón de cosas, cosas milagrosas. ¡Wo hasta sentía que el color del bote cambiaba de alguna manera!
No era de extrañar que hubiese un bote para cada ser humano en el gran barco. Ahora Wo entendía. De alguna manera, cada bote salvavidas estaba lleno de la energía del humano al que le pertenecía. No había sido usado nunca, ya que el gran bote disimulaba cualquier uso real que pudiese tener. En realidad, Wo pudo haber dejado el gran barco en el momento que hubiese deseado, pero para qué hacerlo si el gran barco hacía todo por él... ¿lo hacía? Ahora Wo comenzaba a darse cuenta de que aunque no sabía lo que le traería el día siguiente, estaba libre para timonear su propia nave hacia lo incierto. También comprendió que su barca era buena y crecía con él a medida que él crecía en conocimiento. Comenzó a sentirse empoderado y feliz del cambio que le habían impuesto. Comenzó a sentir lástima por los que no salieron del gran barco. ¿Cómo hubieran podido saber de la magia de los botes salvavidas?
Con el tiempo, Wo comenzó a examinar algunos de los demás botes distantes que eran como el suyo. Miró alrededor y vio que algunos de ellos también tenían coberturas. Muchos también tenían motores y los remos estaban siendo arrojados o arrumbados. No pasó mucho antes de que comprendiese que todos se dirigían hacia un punto central y lo podía ver a la distancia... una isla cubierta por la niebla.
Uno a uno, los botes se fueron acercando a la isla cubierta por la niebla. Muchos se mantuvieron en el límite del banco de niebla, prefiriendo no adentrarse. A través de la niebla, sentían la conmoción, mucho ruido y clamores. Uno podía sentir la sensación de indecisión. Muchos no sabían qué esperar o qué había más allá de la niebla invisible, densa. Sin embargo, lentamente, todos comprendieron que quedarse del lado exterior de la niebla era negarse al descubrimiento. Uno por uno, los botecitos blancos mágicos desaparecieron en la niebla hacia la isla que sabían estaban dentro de ella. Wo también decidió correr el riesgo de avanzar hacia lo desconocido y aunque invisible, él confió en sí mismo y en su nave mientras navegaba hacia la niebla.
Durante casi una hora, Wo y los otros se encaminaron lentamente hacia el ruido, inseguros y aprensivos, sin saber si se acercaban a la perdición o a la salvación. ¡Lo que vieron sus ojos era asombroso! Realmente había una isla, pero una que pronto comprendieron aún no estaba lista para que desembarcasen en ella. Casi unánimemente, todos se detuvieron y mantuvieron la distancia, contemplándola.
<span><span>¡En la isla estaba el más inmenso barco interdimensional en construcción que hubieran visto jamás! ¡No estaba formado correctamente, ya que la parte puntiaguda no estaba en el frente! Lo motores tampoco estaban donde debían. Cada cabina donde se suponía residiría un ser humano tenía una timonera y de alguna forma todos dirigirían juntos el barco por consenso. Era una nave interdimensional que tomaba forma ante sus ojos. Se parecía mucho a su bote salvavidas; sin embargo, no podían ver que ninguna entidad o entidades la estuviesen construyendo. Aparentemente, el barco iba tomando forma por sí mismo, y cuantos más botes salvavidas llegaban para rodear la isla, más rápido se construía el barco.
Y así Wo y los demás, con un día de provisiones y un día de combustible, comenzaron a rodear la isla en ceremonia, diciéndose a sí mismos: “Desembarcaremos en la isla cuando sea el momento, y abordaremos el barco cuando esté terminado, un barco milagroso que es construido asombrosamente como ningún otro barco que hayamos visto jamás. Es uno que funcionará en las aguas de la nueva energía y cuando esté listo lo sabremos y lo abordaremos juntos. Luego juntos le pondremos nombre a esta nave grandiosa. La daremos un nombre que honre a los que navegaron las aguas del nuevo milenio.“
Wo estaba en un barco imponente, uno que llamaremos el trasatlántico de la humanidad. Él estaba disfrutando de la vida junto con miles de millones de otros en el barco. El barco era inmenso y magnífico. Representaba a la humanidad, el linaje, la historia y la energía de la Tierra. Representaba todas las cosas que tuvieron que ver alguna vez con los humanos en el planeta.
El trasatlántico era majestuoso y Wo lo amaba. No tenía que hacer mucho respecto al barco. Se timoneaba y daba poder a sí mismo y llevaba a Wo y a los otros humanos que navegaban en él donde ellos querían ir. Lo llevó a muchos lugares. Wo realmente no tenía que pensar mucho en eso, sólo disfrutarlo. Tampoco parecía haber mucho peligro involucrado mientras Wo trabajase de cierta manera dentro de la energía del barco, permaneciese en su propia cubierta y se relajase en esta gran nave llamada Humanidad.
Este buque en particular era singularmente distinto de los barcos regulares, porque era muy seguro. ¡Tenía un bote salvavidas para cada hombre, mujer y niño en el barco! Piensen en eso, ¡uno para cada persona! Si algo llegaba a ocurrir alguna vez, los botes salvavidas estaban allí, almacenados y listos.
Todo estaba bien. La vida entera de Wo había pasado en este barco y él se había habituado a él. Todo iba bien... hasta el cambio del milenio. En Enero del 2000, el barco llamado Humanidad navegó hacia nuevos mares. Wo nunca había visto nada como esto antes y el barco estaba en problemas. El hierro del que estaba hecha la nave comenzó a ser corroído por la energía de las aguas del nuevo milenio en las que había entrado. El barco perdió integridad, haciendo mucho agua, escorando hacia un lado y hacia el otro. ¡Se estaba hundiendo lentamente!
Muchos se asustaron y no sabían qué hacer. Al pasar el tiempo se hizo obvio que el barco no iba a sobrevivir. Wo nunca había escuchado nada al respecto en sus escrituras o profecías que predijeran tantas cosas sobre el gran barco en el pasado. No sabía qué esperar. ¡Ningún profeta había dicho jamás que el barco se hundiría! Les había dicho que quizá necesitaría ayuda, o incluso detenerse momentáneamente mientras era reparado y cambiado... ¡pero este barco de la vieja energía se estaba hundiendo!
Todas las comodidades que Wo había conocido y los paradigmas de cómo funcionaban las cosas en la vida también se estaban yendo a pique con este barco. ¡Era inconcebible! ¿Iba a perecer la humanidad junto con el barco? De alguna manera, Wo sentía que no.
Lentamente, se estimuló a cada ser humano para que subiese a su bote salvavidas. Algunos abandonaron el barco con mucha anticipación, diciendo que de alguna manera habían esperado esto. Los botes salvavidas se alejaron lentamente del barco que se hundía, ¡y qué espectáculo era! Wo esperó hasta el último momento, pensando que quizá había una forma de que el gran barco volviese a la vida. No podía creer que se estuviese hundiendo realmente.
Al quedarse a bordo, Wo vio algunas cosas asombrosas. Vio personas que se gritaban furiosas la una a la otra. ¡No entrarían en los botes salvavidas! Iban a irse a pique con el barco porque estaban enojadas. El hundimiento no tenía sentido para todos ellos y maldecían a Dios, o a quien fuese el que había dirigido la gran nave hacia las aguas turbulentas. Algunos estaban tan desgarrados por lo que estaba sucediendo que decían que no podrían existir jamás en ninguna otra clase de barco, y que ni siquiera lo intentarían. Después de todo, éste era el único barco que habían conocido en su vida y no había ningún otro cerca. Por lo tanto (pensaban ellos), si subían a los botes salvavidas, morirían de todas formas.
Wo entró en su bote salvavidas, lo bajó en lo que parecían aguas peligrosas y se alejó del barco que naufragaba. Otros hicieron lo mismo que Wo y también subieron a sus botes salvavidas en el último momento, bajándolos al agua con las cuerdas de seguridad. Horrorizados, Wo y muchos más observaron cómo los coléricos se hundían con el barco. El gran barco cómodo de la Humanidad se deslizó casi sin emitir sonido en las profundas aguas del vasto océano que ya no podía elevarlo ni mantenerlo a flote. Para muchos, era el fin de todo. Pero habría más sorpresas por delante para los que se habían arriesgado a subir a los botes salvavidas.
Wo estaba a la deriva, completamente solo en su botecito. Él, como los demás, tenía remos y provisiones sólo para un día. Miró en derredor y vio todos los otros botecitos blancos como puntos en el agua que se extendían hasta el horizonte. ¡Debía haber millones! El metal del viejo barco no había sobrevivido a las aguas de la nueva energía. Los botes en los que ahora estaban Wo y los otros era de madera, seguros por el momento, seguros por lo menos por un día hasta que se acabasen las provisiones. Wo se preguntó qué pasaría entonces. Los botes salvavidas derivaron alejándose lentamente por el océano inmenso. Cada nuevo pasajero del bote salvavidas podía ir a donde quisiese, cada ser humano decidía por sí mismo cuál dirección era la mejor a medida que tomaba los remos y se ponía a remar.
Algo se le hizo aparente a Wo de inmediato. El bote salvavidas no era lo que esperaba. ¡Creía que era una cosa, pero se había convertido en otra! El bote estaba hecho de madera, era pequeño, se movía a remo y tenía provisiones en el compartimento de la comida y el agua sólo para un día. No había protección en caso de tormenta; era vulnerable al clima, y él, al igual que los demás, sabía que podía ser despedazado si el clima desmejoraba, mientras que en el gran barco de la Humanidad, si el clima desmejoraba, sencillamente todos se metían adentro. Tener tanta responsabilidad era muy diferente y también atemorizaba un poco.
El segundo día, Wo comprendió que algo había cambiado. Al abrir el armario de las provisiones, el mismo que había abierto tres veces el día anterior, ¡vio que estaba lleno de comida nuevamente! Se acordaba de haberla comido toda el día anterior, y sin embargo de alguna manera la comida se había reaprovisionado sola. ¿“Provisiones para un día”, decían las instrucciones? Sí, eso era lo que decían. ¡Wo comenzaba a comprender que ese bote salvavidas le estaba dando provisiones para el día en el que estaba!
Cada día, al abrir el armario de las provisiones, encontraba sustento para un día, ni más ni menos. Wo le agradeció al bote, porque comprendió que de alguna forma era mágico, y celebró cada mañana en el bote mientras comía y bebía. “Gracias, Espíritu”, decía Wo. “Parece que voy a vivir un poco más.” Wo operó con la caña del timón para dirigir el barco. Remaba y timoneaba, remaba y timoneaba. Aunque no sabía adónde iba, tomó un curso que de cierta forma parecía intuitivo. Cuanto más celebraba en el bote, más le respondía éste. ¡Cuanto más lo amaba, mejor se portaba!
La segunda semana de estar aislado sucedió algo asombroso. Wo fue a la popa del barco donde estaba el timón y para su sorpresa vio algo que antes no había estado allí: ¡un motor! Sí, recostado en la parte trasera de la nave había un motor fuera de borda. Junto a él había una lata con combustible para un día. Wo colocó el motor donde le parecía que debía ir, lo atornilló fácilmente a la parte trasera del bote salvavidas con las herramientas que estaban junto al motor, lo llenó de combustible y lo encendió. El motor se puso en marcha con un rugido y los escalofríos corrieron hacia arriba y abajo del cuerpo de Wo. ¡Esa era magia realmente! ¿Quién había suministrado el motor y el combustible? ¿Era un ángel? ¿Dios? ¿Era la interacción de Wo con el barco, quizá? No lo sabía. Pero bendijo al motor y al bote y al armario de la comida y la bebida, y en las próximas horas comenzó a aprender a utilizar el motor tanto para timonear como para darle poder al bote.
Luego de un día de viaje, el motor se paró y Wo miró la lata de combustible que había vaciado el día anterior. La levantó ¡y no se sorprendió cuando encontró combustible para un día! Llenó el tanque del motor y se rió. “¡Dios bendiga este bote!”, gritó fuerte Wo a quien pudiera oírlo. Estaba lleno de asombro y de alegría.
Ahora Wo era capaz de dirigir el curso en la dirección que intuitivamente sentía sería buena. Se dio cuenta de que algunos otros estaban siguiendo el mismo camino. Aunque no estaban comunicados directamente, sintió una sensación de familia con los pocos botes que podía ver. ¡Asimismo notó que algunos de ellos también tenían motores! Wo se preguntó por un momento quién estaba siguiendo a quién, y si no se estaban engañando todos... al no ir a alguna parte, o ir en círculos, pero parecía que todos ellos estaban dirigiéndose en una buena dirección intuitiva.
(Queridos, cuando los indígenas de esta Tierra se reúnen para celebrar las cuatro direcciones, ¿saben que están celebrando el magnetismo? ¡Así es! Como los antiguos indígenas, Wo tenía alguna orientación interior que le mostraba el camino... al navegar sin brújula.)
Durante la semana siguiente, se presentó un chubasco. Wo le dijo al bote: “Esto es lo que yo y los otros más temíamos. ¡Muéstrame qué hacer!” Le pareció que escuchaba al bote que le contestaba: “Celebra el miedo, Wo.” Así que Wo se arrodilló y en lugar de rezar por ayuda, celebró la tormenta. Repentinamente, sucedió otra cosa sorprendente. Los ojos de Wo se agrandaron mientras observaba. Había esperado que de alguna forma el poder mágico del bote detuviese la tormenta. En su lugar, ¡al bote le creció una cobertura! Mientras la tormenta se intensificaba, el bote se selló a sí mismo de tal manera que surcó la tormenta sin ningún daño ¡y Wo ni siquiera se mojó!
<span><span>Wo comprendía ahora que cuanto más celebraba al bote, éste se ponía mejor. Comprendió que de alguna manera él era una extensión del bote mismo, el que tenía muchos atributos que comenzó a reconocer. Cuando estaba deprimido o tenía miedo, el bote parecía ser endeble. Una vez incluso pensó que veía algunas filtraciones. Pero cuando estaba dichoso, sucedían un montón de cosas, cosas milagrosas. ¡Wo hasta sentía que el color del bote cambiaba de alguna manera!
No era de extrañar que hubiese un bote para cada ser humano en el gran barco. Ahora Wo entendía. De alguna manera, cada bote salvavidas estaba lleno de la energía del humano al que le pertenecía. No había sido usado nunca, ya que el gran bote disimulaba cualquier uso real que pudiese tener. En realidad, Wo pudo haber dejado el gran barco en el momento que hubiese deseado, pero para qué hacerlo si el gran barco hacía todo por él... ¿lo hacía? Ahora Wo comenzaba a darse cuenta de que aunque no sabía lo que le traería el día siguiente, estaba libre para timonear su propia nave hacia lo incierto. También comprendió que su barca era buena y crecía con él a medida que él crecía en conocimiento. Comenzó a sentirse empoderado y feliz del cambio que le habían impuesto. Comenzó a sentir lástima por los que no salieron del gran barco. ¿Cómo hubieran podido saber de la magia de los botes salvavidas?
Con el tiempo, Wo comenzó a examinar algunos de los demás botes distantes que eran como el suyo. Miró alrededor y vio que algunos de ellos también tenían coberturas. Muchos también tenían motores y los remos estaban siendo arrojados o arrumbados. No pasó mucho antes de que comprendiese que todos se dirigían hacia un punto central y lo podía ver a la distancia... una isla cubierta por la niebla.
Uno a uno, los botes se fueron acercando a la isla cubierta por la niebla. Muchos se mantuvieron en el límite del banco de niebla, prefiriendo no adentrarse. A través de la niebla, sentían la conmoción, mucho ruido y clamores. Uno podía sentir la sensación de indecisión. Muchos no sabían qué esperar o qué había más allá de la niebla invisible, densa. Sin embargo, lentamente, todos comprendieron que quedarse del lado exterior de la niebla era negarse al descubrimiento. Uno por uno, los botecitos blancos mágicos desaparecieron en la niebla hacia la isla que sabían estaban dentro de ella. Wo también decidió correr el riesgo de avanzar hacia lo desconocido y aunque invisible, él confió en sí mismo y en su nave mientras navegaba hacia la niebla.
Durante casi una hora, Wo y los otros se encaminaron lentamente hacia el ruido, inseguros y aprensivos, sin saber si se acercaban a la perdición o a la salvación. ¡Lo que vieron sus ojos era asombroso! Realmente había una isla, pero una que pronto comprendieron aún no estaba lista para que desembarcasen en ella. Casi unánimemente, todos se detuvieron y mantuvieron la distancia, contemplándola.
<span><span>¡En la isla estaba el más inmenso barco interdimensional en construcción que hubieran visto jamás! ¡No estaba formado correctamente, ya que la parte puntiaguda no estaba en el frente! Lo motores tampoco estaban donde debían. Cada cabina donde se suponía residiría un ser humano tenía una timonera y de alguna forma todos dirigirían juntos el barco por consenso. Era una nave interdimensional que tomaba forma ante sus ojos. Se parecía mucho a su bote salvavidas; sin embargo, no podían ver que ninguna entidad o entidades la estuviesen construyendo. Aparentemente, el barco iba tomando forma por sí mismo, y cuantos más botes salvavidas llegaban para rodear la isla, más rápido se construía el barco.
Y así Wo y los demás, con un día de provisiones y un día de combustible, comenzaron a rodear la isla en ceremonia, diciéndose a sí mismos: “Desembarcaremos en la isla cuando sea el momento, y abordaremos el barco cuando esté terminado, un barco milagroso que es construido asombrosamente como ningún otro barco que hayamos visto jamás. Es uno que funcionará en las aguas de la nueva energía y cuando esté listo lo sabremos y lo abordaremos juntos. Luego juntos le pondremos nombre a esta nave grandiosa. La daremos un nombre que honre a los que navegaron las aguas del nuevo milenio.“
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